Religión, Estilo Norcoreano

¿Se puede mezclar política y religión? ¿Pueden ser uno y lo mismo? A menudo se observa que los líderes hacen uso de la religión y sus símbolos y ceremonias para avanzar agendas políticas. Cuando Mussolini llegó al poder en Italia a principios del siglo XX, una de sus primeras acciones fue reinstaurar el crucifijo en todos los salones de clases. Feliz estaba de defender al catolicismo como parte de la tradición nacional, no para promover los valores del cristianismo. Necesitaba a la iglesia como aliada para establecer su despótico gobierno. Lo que Mussolini defendía era una nueva religión política cuyo objetivo era regenerar la humanidad, comenzando con el nuevo hombre italiano. Por supuesto, fracasó, porque como lo mencionó el científico político Emilio Gentile, «es imposible cambiar la naturaleza humana a través de la política» (véase la entrevista «Política y Religión, Politica como Religión»).

¿Entonces qué, acerca de la presente situación en Corea del Norte?

Apoyado por la Unión Soviética, el fundador Kim Il-sung tomó poder en 1948. Su gobierno duró hasta su muerte en 1994, en ese momento su hijo, Kim Jong-il, le sucedió. A su vez, a su muerte en 2011 trajo a su hijo más joven Kim Jong-un al poder. Al sistema subyacente de las seis décadas de la dinastía Kim se le conoce como Juche, la ideología poscomunista desarrollada para reemplazar los comienzos leninistas-marxistas de Kim Il-sung. Esta significa independencia y autosuficiencia en todas las cosas: defensa, política, economía. Aun así, la nación unipartidista altamente militarizada ha fallado de forma espectacular en llegar a ser económicamente autosuficiente. El treinta por ciento de la población en general se encuentra desnutrida, de150,000 a 200,000 están sujetos a situaciones precarias al estilo campamentos gulag, y las relaciones internacionales del estado son impredecibles, tendiente al alarde militarista y al chantaje nuclear.

«El Juche es una ideología basada en el principio filosófico de que, el hombre es el maestro de todo y lo decide en todo. Es la perspectiva del mundo centrada en el hombre…».

Página Web Oficial de la Republica Democratica del Pueblo de Corea, «Ideología Juche»

¿Entonces, por qué, la mayoría de los norcoreanos secundan al sistema? Parte del motivo es la naturaleza de la religión política. The Economist observa que con 19 millones de seguidores, el Juche es la décima religión más grande del mundo. Citando aThomas J. Belke, autor del libro sobre el tema, el artículo explica que el Juche «tiene un sistema integral de creencias, lugares sagrados, costumbres diferentes… además desplaza a otras religiones». Otra de las claves yace en el culto al líder. Los Kims se han elevado al estatus de dioses, a pesar de su rechazo a la religión tradicional. Sin embargo, en su denuncia al cristianismo, a Kim Il-sung aparentemente no le importó tomarse prestado de manera pesada de los simbolismos de la religión. El Juche sostiene que el pueblo norcoreano vive en un paraíso terrenal, concepto prestado de los 1,000 años del reinado pacifico de Jesucristo a su regreso (véase Apocalipsis 20). Excepto que esto tendría que ser una creencia básica de fe en un país que está constantemente al borde de hambrunas, gracias a su mala política económica.

Después de cuatro años de su muerte, la Asamblea Suprema del Pueblo nombró a Kim Il-sung «el eterno presidente». Hoy su secta gobernante, está centrada sobre la creencia trinitaria de su devota madre cristiana, está en auge. Él se ha convertido en el padre eterno; su hijo (cuyo nacimiento, fue presuntamente autenticado por señales y maravillas), la figura de Jesús; y el énfasis del estado en la autosuficiencia, una falsificación del Espíritu Santo.

El Juche también enseña en un paralelo con las palabras de Jesús en el Evangelio de Juan, que Kim Jong-il fue enviado a hacer la voluntad de su padre, y que los dos eran uno en ideología y voluntad. La religión oficial obliga a los activistas del partido a emular las características de la «fiesta de la madre», una frase que pide comparación con la «iglesia madre» del Nuevo Testamento (véanse Gálatas 4:26; Hebreos 12:22–23).

¿En donde posiciona esto al último Kim? sigue sin estar claro. Sin embargo, como «genio de genios» dentro del conocimiento militar, «Joven Maestro», «Líder Supremo» y «Gran Sucesor», parece asegurarle un lugar en el panteón Juche.